miércoles, 28 de julio de 2010

En 2010 todas las comunidades cristianas de la Parroquia son destinatarias del Programa de Formación en Doctrina Católica Básica

La vocación y el compromiso de ser hoy discípulos y misioneros de Jesucristo en América Latina y El Caribe, requieren una clara y decidida opción por la formación de los miembros de nuestras comunidades, en bien de todos los bautizados, cualquiera sea la función que desarrollen en la Iglesia. Miramos a Jesús, el Maestro que formó personalmente a sus apóstoles y discípulos. Cristo nos da el método: “Vengan y vean”(Jn 1,39), “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6).

Al ser nuestra parroquia eminentemente rural y de reciente fundación, integrada por hermanos y hermanas campesinos, el proyecto pretende ayudar a consolidar la fe de nuestros agentes de pastoral y a cualificar su servicio pastoral con la seriedad de la doctrina de nuestra Iglesia. Para ello hemos pensado ejecutar un plan de formación fundamentado en el Catecismo de la Iglesia católica; adaptado en una pedagogía y metodología de fácil acceso y compresión para la mentalidad rural.



Aspectos del proceso formativo



“En el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí:



El Encuentro con Jesucristo. Se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la acción misionera de la comunidad. El kerygma no sólo es una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que culmina en la madurez del discípulo de Jesucristo. Sin el kerygma, los demás aspectos de este proceso están condenados a la esterilidad, sin corazones verdaderamente convertidos al Señor. Sólo desde el kerygma se da la posibilidad de una iniciación cristiana verdadera. Por eso, la Iglesia ha de tenerlo presente en todas sus acciones.



La Conversión: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida. En el Bautismo y en el sacramento de la Reconciliación, se actualiza para nosotros la redención de Cristo.

El Discipulado: La persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. Para este paso, es de fundamental importancia la catequesis permanente y la vida sacramental, que fortalecen la conversión inicial y permiten que los discípulos misioneros puedan perseverar en la vida cristiana y en la misión en medio del mundo que los desafía.

La Comunión: No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las pequeñas comunidades. Como los primeros cristianos, que se reunían en comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria.





La Misión: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado (DA 278).

1 comentario:

  1. con la ayuda de Dios, este proyecto hara que en la comunidad de Santa Cruz,se desarrollen hombres en Cristo y Maria, pero nosotros tambien podemos hacer algo, para ayudar a los cristianos de esta comunidad con nuestras oraciones.

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